Este decálogo argumenta y ofrece consejos prácticos sobre 10 recomendaciones cuya aplicación favorece la transformación de los hábitos alimentarios de la población para garantizar el acceso a una dieta saludable y sostenible.

Una alimentación saludable va más allá de las cualidades nutricionales de los alimentos o la composición de los menús, también depende de los métodos de producción, transformación, envasado y cocinado de las materias primas. En ello, la producción ecológica es fundamental para reducir la exposición a fitosanitarios, así como la elección de productos frescos, locales y de cercanía. Además, debemos ser conscientes de la ingesta de otro tipo de residuos tóxicos a través de la alimentación y aprender a prevenir dicha exposición.

Por ello, este decálogo es una herramienta útil para alinear actores en los cambios que requiere el sistema alimentario en todos sus eslabones hacia una sostenibilidad económica, social y ecológica.

  1. Priorizar productos frescos, no procesados, y de origen vegetal, aumentando el consumo de frutas, hortalizas, legumbres, cereales y frutos secos.
  2. Utilizar aceite de oliva virgen como grasa habitual para cocinar y en ensaladas.
  3. Comprar alimentos de temporada y proximidad.
  4. Evitar productos ultraprocesados.
  5. Consumir pescado semanalmente, priorizando el pescado azul de tamaño pequeño y local.
  6. Beber agua del grifo.
  7. Si consumes carne, que sea como máximo 3 veces por semana, priorizando aves de corral y conejo.
  8. Organizar compras y comidas, evitando el desperdicio alimentario.
  9. Evitar plásticos en la cocina y embalajes innecesarios.
  10. Consumir, en la medida de lo posible, alimentos ecológicos.

Este decálogo ha sido elaborado por Alimentta en el marco del proyecto Albarrio, cuyo enfoque comunitario ha facilitado la participación de profesionales de la salud y actores comunitarios en su desarrollo.