Autora invitada: Raquel Ajates (Carasso Fellow 2021 y comunidad SABE).


La participación de personas más allá del ámbito universitario en proyectos de investigación tiene más de un siglo de tradición en el área de la agricultura, la pesca y la alimentación. Desde proyectos históricos de extensión agraria o pesca comercial con personas productoras, pasando por el rol del conocimiento tradicional en la gestión de sistemas agrarios y pesqueros, a novedosos mapeos fotográficos de desiertos alimentarios por las personas que los habitan a través de proyectos de ciencia ciudadana, la inclusión de la sociedad en investigación es algo común, aunque no por ello fácil de implementar siguiendo buenas prácticas. La participación de comunidades en investigación no siempre ha sido reconocida o compensada, siendo a veces aprovechada para exacerbar el control corporativo de la tierra, el agua y los recursos fitogenéticos, afectando gravemente a los medios de vida de personas agricultoras y aumentando la concentración de poder.

Sabemos que la producción, distribución y el consumo de alimentos no generan únicamente cuestiones técnicas, sino también éticas. La aceleración de cambios sociotécnicos – como las nuevas técnicas de edición genética, o el uso de grandes datos para capitalizar los patrones de consumo – acentuadas por las preocupaciones medioambientales de la emergencia climática, complican aún más los aspectos éticos de la investigación en sistemas alimentarios. Las evidencias de esta área de investigación informan políticas públicas que determinan prácticas alimentarias diarias y la salud de las personas y el medioambiente. Por tanto, estos procesos de debate vitales y de generación de evidencia para resolverlos no deberían estar dirigidos por grupos corporativos o académicos poco permeables, sino beneficiarse de la aportación activa y la experiencia de aquellos cuyas vidas y medios de subsistencia se ven afectados por estas investigaciones. Desde esta perspectiva, el ámbito transdisciplinar de la investigación agroalimentaria emerge como un área clave en el ámbito de la Ciencia Abierta y la Ciencia Ciudadana que fomentan la implicación de diversos agentes sociales en los procesos de generación de conocimiento.

Recomendación de la UNESCO sobre Ciencia Abierta 2021

En este contexto se aprecia la relevancia de la Recomendación de UNESCO sobre la Ciencia Abierta de 2021. Según la UNESCO, la  ciencia  abierta  se  define  como  “un  constructo  inclusivo  que  combina  diversos  movimientos  y  prácticas  con  el  fin  de  que  los  conocimientos  científicos  multilingües  estén  abiertamente  disponibles  y  sean  accesibles y reutilizables  por  todas las personas,  se  incrementen  las  colaboraciones científicas y el intercambio de información en beneficio de la ciencia y la sociedad, y se abran los procesos de creación, evaluación y comunicación de los conocimientos científicos a los agentes sociales más allá de la comunidad científica tradicional” (UNESCO, 2021:11).

La Ciencia Abierta comprende todas las disciplinas científicas, y se basa en cuatro pilares clave:

  • Conocimiento científico abierto
  • Infraestructuras de la ciencia abierta
  • Participación abierta de los agentes sociales
  • Diálogo abierto con otros sistemas de conocimiento.

La importancia de esta recomendación radica en el hecho de que ha sido ratificada por 193 Estados miembros de la UNESCO y, por lo tanto, puede utilizarse al dirigirse a organizaciones de financiación de investigación, universidades y responsables políticos, para fomentar un mayor respaldo, apoyo y financiación de la Ciencia Abierta.

Lo novedoso, es que la recomendación amplía el alcance de la Ciencia Abierta para incluir el conocimiento científico, las infraestructuras, los sistemas de conocimiento tradicional y académico y la participación abierta de los agentes sociales. En respuesta, los debates actuales sobre políticas públicas en esta área están avanzando hacia la aplicación de la Ciencia Abierta a través de políticas y estrategias de ciencia nacionales.

En España, la Estrategia Nacional de Ciencia Abierta 2023-2027 (MICIN, 2023), el concepto de Ciencia Abierta se refiere al acceso abierto a los resultados de investigación (publicaciones, datos, protocolos, código, metodologías, software, etc.), la utilización de plataformas digitales basadas en código abierto y la apertura de todo el proceso científico, tanto y tan pronto como sea posible. Incluye también prácticas como la revisión por pares en abierto, los recursos educativos en abierto, el fomento de la ciencia ciudadana y el desarrollo de nuevas formas de medir el rendimiento investigador.

Mientras que los instrumentos de políticas públicas para apoyar los aspectos logísticos de publicaciones en abierto de la Ciencia Abierta están bien estudiados, las dimensiones sociales habían quedado rezagadas, lo que ha llevado a UNESCO a publicar recomendaciones para apoyar a los gobiernos a llevar a cabo su implementación.

Recomendaciones específicas para integrar la participación de actores sociales en ciencia

Un nuevo artículo publicado en Royal Society Open Science, titulado Opening science to society: How to progress societal engagement into (open) science policies, presenta recomendaciones específicas para integrar la Ciencia Ciudadana y otras formas de participación abierta de actores sociales en estrategias y políticas de ciencia.

En esta publicación, varias autoras del documento de orientación de la UNESCO Open Science Toolkit «Involucrar a actores sociales en la ciencia abierta», sintetizamos los fundamentos académicos de estas recomendaciones. Esta investigación se basa en una búsqueda específica de literatura académica, política y gris en los campos de la ciencia abierta y participación comunitaria – con especial atención a la ciencia ciudadana – para identificar estrategias y acciones sobre cómo superar las barreras a la adopción de enfoques de participación de la sociedad. Se resalta la necesidad de consideración de mayores espectros de fuentes de conocimiento y expresión en relación con los sistemas agrícolas, por ejemplo, a través del arte y o tradiciones orales que no aparecen en las revisiones de literatura. Los resultados presentan bloques de construcción de lo que podría ser un entorno propicio para la participación abierta de los actores sociales. El texto identifica las oportunidades y desafíos para el progreso y la evaluación de la participación abierta de actores sociales, y su incorporación en políticas de ciencia (abiertas) regionales y nacionales.

Este trabajo ha sido liderado por Uta Wehn (IHE Delft Institute for Water Education), en colaboración con Raquel Ajates (UNED y SABE), Caitlin Mandeville (Norwegian University of Science and Technology), Luke Somerwill (IHE Delft Institute for Water Education), Gitte Kragh (Aarhus University) y Muki Haklay (University College London).

El enfoque de sistemas de ciencia participativa que las comunidades de Alimentta y SABE utilizan en sus proyectos dan la bienvenida a la Recomendación de UNESCO de Ciencia Abierta. Es especialmente alentador la dirección del desarrollo de este concepto para fomentar activamente la implicación de agentes sociales. Es esencial incluir en los procesos de investigación a la diversidad de voces que hacen posible el sistema alimentario, y que por su rol central han de ser representadas y reconocidas, tanto poniendo en valor conocimientos tradicionales muy relevantes en nuestro presente, como en la generación de nuevo conocimiento.