La Universidad de Santiago de Compostela (USC) junto a Alimentta y otras ocho entidades hemos firmado un acuerdo para colaborar en la creación de «LAVILA: Laboratorio Vivo de Innovación Labrega e Agroecolóxica», con el fin de promover un medio rural y agrario sostenible desde un punto de vista ecológico, económico y social.
El modelo de Living Labs facilita un marco de actuación conjunto y colaboración para el desarrollo de actividades científicas, proyectos de incidencia social y otras que sean de interés para las todas las partes y con un objetivo común: reflexionar y avanzar en la construcción de Sistemas Agroalimentarios Locales de Base Agroecológica (SALBA).
¿Por qué un Living Lab en Galicia?
Galicia cuenta con un enorme potencial para el desarrollo de la producción agroecológica por dos elementos esenciales: el peso histórico de la agricultura familiar, todavía con importante presencia en el territorio a pesar de la erosión de las últimas décadas, y las condiciones edafoclimáticas favorables para la agricultura orgánica intensiva. Otro aspecto importante tiene que ver con la preservación de saberes de la agricultura orgánica de policultivo y ganadería. Desde la perspectiva del mercado, también se ha ampliado la demanda de productos ecológicos y de proximidad, como muestra la creciente presencia de grupos de consumo y el auge de mercados locales muy diversos. Sin embargo, y aunque existen experiencias agroecológicas relevantes con un enorme potencial de transformación, como demuestra el trabajo de recogida realizado por la red REVOLTA de Agroecología de las tres universidades gallegas, la agroecología en Galicia no ha conseguido aún una dimensión comparable a la de otros territorios del estado. Incluso la superficie certificada en ecológico es aún muy escasa.
En el contexto estatal y europeo se está dando un cambio de coyuntura que en los próximos años permitirá caminar hacia un modelo de agricultura más agroecológico, por lo que para aprovechar esas posibilidades es preciso comenzar a construir alternativas de cambio de manera endógena. En España, las crecientes preocupaciones por la despoblación del mundo rural abren una ventana de oportunidad para incorporar en las políticas públicas la cuestión de la desagrarización y el papel que debe jugar la agricultura familiar en el cuidado del territorio y la lucha contra el cambio climático. A escala europea, estrategias como “De la granja a la mesa” y la «Estrategia de la UE sobre la Biodiversidad hasta 2020”, sitúan en el centro del debate la necesidad de contar con sistemas agroalimentarios sostenibles, que aseguren la provisión de alimentos y un rendimiento económico justo en la cadena alimentaria al mismo tiempo que combatan el cambio climático y reduzcan el consumo de recursos.
El hecho de que Galicia esté muy lejos de esos objetivos debe entenderse como una oportunidad, pero también como una necesidad. Oportunidad porque la agricultura familiar está todavía muy presente y constituye un reservorio de memoria biocultural muy importante: la memoria de los manejos productivos orgánicos y del conocimiento de la integración del paisaje es lo suficientemente reciente como para que su recuperación sea factible. Pero también necesidad porque las tendencias nos indican que la erosión de la agricultura familiar continua al igual que el abandono del territorio. Podría darse la paradoja de que conseguir el objetivo de que el 25% de la SAU (superficie agraria útil) sea certificada en ecológico se deba no a la extensión de la misma, sino al abandono del territorio, con consecuencias sociales, económicas y ambientales muy costosas.
El modelo de laboratorios vivos
Existe otro elemento de la estrategia europea que resulta de interés para no reproducir los problemas de plantear propuestas de arriba hacia abajo, sin la participación de los agentes implicados, para avanzar en la construcción de Sistemas Agroalimentarios Locales de Base Agroecológica (SALBA). Se trata de la introducción de laboratorios vivos (Living Labs), que se definen como ecosistemas de innovación abierta, que operan en el territorio, y que integran procesos de investigación e innovación mediante colaboración público-privada.
Los Living Labs suponen una transformación substancial del modelo de investigación universitario, ya que están centrados en las personas usuarias y entidades que participan ya no como sujetos de estudio, sino como participantes activos en todos los procesos de la investigación: definición, experimentación y validación.
Acciones para la creación del Living Lab LAVILA
El período de trabajo previsto en el marco de colaboración es de 2022 a 2024, con el objetivo de conseguir el apoyo económico para la implementación de un Living Lab de innovación de agricultura agroecológica en Galicia.
Todo Living Lab empieza por la cocreación del proceso de investigación, por lo que el primer paso será explorar con investigadores, agentes sociales, productores, técnicos, empresas de transformación e iniciativas de transformación agroecológicas, los grandes problemas centrales que una experiencia de este tipo debería abordar.
Tanto para las iniciativas productivas ya existentes como, sobre todo, para la ampliación de las experiencias agroecológicas en Galicia, es necesario el acompañamiento científico en el proceso de transición. Esto implica no solo asesoramiento técnico, sino también aspectos centrales como la investigación en semillas autóctonas, ya adaptadas a las condiciones del suelo y del clima del territorio, un aspecto muy descuidado hasta ahora, pero con una gran importancia tanto para la autonomía de las explotaciones como para avanzar en la adaptación a los contextos climáticos cambiantes. Otro elemento esencial de la supervivencia económica de las explotaciones en ecológico (y de la transición hacia experiencias agroecológicas) está en la reducción de costes de los procesos productivos, avanzando en el cierre de ciclos y reduciendo la dependencia del mercado en semillas, pero también en fertilizantes, plaguicidas o incluso en inputs como piensos para el ganado. Para esto es necesario favorecer el establecimiento de sinergias entre explotaciones y con el conjunto del territorio (por ejemplo, allí donde hay Montes Vecinales en mancomunidad).
Desde el punto de vista de la comercialización, el principal limitante a la extensión de las experiencias agroecológicas en el territorio, es la conexión entre productores y consumidores. Retos como la logística y la escala han de ser parte esencial del esfuerzo en la creación de Sistemas Agroalimentarios Locales de Base Agroecológica (SALBA) y la propia red que articule el Living Lab jugará un papel crucial en la interrelación de experiencias.
Por último, los Living Lab permiten establecer sinergias con otros ámbitos de actividades económicas locales como puede ser la restauración, en la que una red de restaurantes podría jugar un papel muy importante en la consolidación y difusión de estas experiencias productivas, pero también en el ámbito del turismo local sostenible, por los beneficios derivados de la restauración de paisajes bioculturales mediante el manejo agroecológico del territorio.
Entidades firmantes del acuerdo para la creación del Living Lab LAVILA
Universidad de Santiago de Compostela (USC) y las entidades: Asociación Científica Alimentta, Xestión Agrogandeira e Natureza SL, Origen Galicia, Lugar Da Veiga SLL, Finca El Cabillón S.L.U, Arqueixal, Adega Bernardo Estévez Villar, Adoración María Fernández Cabaleiro (campesina), José Manuel Yglesias Espiño (ingeniero ambiental en Xesforest).