Más de un 45% de la merluza que se consume en España es capturada por la flota española en Sudamérica y cruza el océano Atlántico en un viaje de más de 10.000 km hasta llegar a la mesa del consumidor. El coste medioambiental de este largo viaje es elevado, incrementando considerablemente su huella de carbono.
Esta es una de las principales conclusiones de nuestro reciente informe «La relevancia de la merluza en el sistema agroalimentario español: del mar al plato», que analiza la cadena de producción y las consecuencias ambientales de la explotación de la merluza comercializada en España.
Uno de los mayores impactos ambientales en esta cadena de producción está relacionado con las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el transporte posterior a la captura.
Las emisiones de GEI contribuyen directamente al calentamiento global y sus efectos en el medio marino incluyen:
- aumento de las temperaturas,
- intensificación de los fenómenos climáticos extremos,
- cambios físico-químicos en el ecosistema,
- cambios en la reproducción y la distribución de las especies.
El coste medioambiental de los descartes
Otra consecuencia de la compleja red de la pesca de la merluza que se comercializa en España es la sobreexplotación de los recursos pesqueros y los descartes de las capturas accidentales. Gran parte de la flota merlucera española utiliza artes de pesca poco selectivas, como el arrastre de fondo, que da lugar a una gran cantidad de capturas de especies no objetivo. Algunas especies de mayor valor comercial se desembarcan junto con la merluza, pero la mayoría se descarta, bien por su escaso valor económico o por su insuficiente tamaño para la venta en el mercado español.
La parte del material orgánico de origen animal que se tira o se devuelve al mar por cualquier razón, vivo o muerto, es lo que llamamos descarte. No incluye los materiales vegetales y los residuos poscaptura como las vísceras.
La tasa de descartes en algunas artes de pesca, como las redes de arrastre con puertas, alcanza el 38% de las capturas totales. Una cifra alarmante que no sólo pone en peligro la biodiversidad marina, sino también la seguridad alimentaria y económica de miles de personas. Esta situación es particularmente preocupante en el Mediterráneo, donde el porcentaje de individuos capturados por debajo de la talla mínima legal acentúa una situación crónica de sobreexplotación de la especie en todo este mar. Los principales problemas asociados a los descartes son:
- merman la disponibilidad de los recursos,
- producen alteraciones en la funcionalidad de los ecosistemas,
- disminuyen la eficiencia de la propia actividad,
- limitan la eficacia de la gestión.
El informe presenta también datos de las principales especies de merluza comercializadas en España respecto a biología, capturas, comercialización, consumo y mercado exterior.
Metodología utilizada
El estudio recurre a una metodología conocida como Análisis del Ciclo de Vida (LCA por sus siglas en inglés). Se trata de una herramienta para evaluar la carga medioambiental de un producto, proceso o actividad a lo largo de toda su cadena, desde la adquisición de la materia prima, pasando por las fases de producción y uso, hasta la gestión de los residuos.
Durante el año 2020, los autores del informe mapearon los principales actores de la red de producción y comercialización de merluza en España. Mediante la aplicación de encuestas direccionadas, se recogieron datos sobre el consumo de materiales, el consumo de recursos naturales, la generación de descartes y residuos de las operaciones de explotación, comercialización y transporte.
Importancia del estudio
El estudio publicado es un primer paso para sacar a la luz la complejidad de la pesquería de merluza en España. Desvelar el funcionamiento de esta cadena de producción es fundamental para apoyar a empresas y gobiernos en la construcción de un futuro más sostenible, al tiempo que se garantizan los beneficios económicos y la seguridad alimentaria de miles de personas.
En la siguiente fase del estudio, que en 2021 ya se está desarrollando, se cuantificarán las consecuencias ambientales asociadas a esta actividad comparando dos formas diferentes de presentación del producto: fresco y congelado. Además, se analizarán los impactos generados por el comercio exterior (importaciones y exportaciones) para identificar los puntos críticos y las posibles oportunidades económicas y ambientales.
El estudio es una colaboración con la Universidad Santiago de Compostela y el IEO Baleares, consúltalo en el apartado de publicaciones.