La necesidad de relocalizar las cadenas alimentarias en un sistema globalizado supone un duro esfuerzo en lo relativo a organizar la oferta y la demanda alimentaria.
La complejidad del actual sistema de distribución de alimentos nos ha alejado de una oferta alimentaria asociada a los productos de temporada o a las variedades de cultivo y razas locales. Esto hace que los patrones de consumo mayoritario sigan una oferta altamente concentrada. Es decir, consumimos pocos productos que están disponibles todo el año, lo que está presente en los hábitos de consumo de los hogares de consumo social, colectivo, y en hostelería.
Del lado de la oferta, los procesos de especialización, intensificación y concentración productiva que han venido de la mano de la modernización agrícola, están muy condicionados a los canales de exportación. Por poner un ejemplo, los monocultivos de tomate bajo invernadero se encuentran asociados a centrales que comercializan en el extranjero, gran parte de su producción, y esta producción se produce y se gestiona en espacios con cada vez menor variedad de productos. A esto llamamos especialización y concentración.
Ante esta situación, relocalizar el sistema alimentario, es decir, volver a consumir productos cercanos, supone, por un lado, diversificar lo que comemos, incrementando la variedad y adaptándolo a la temporada. Y del lado de la oferta, ampliar la diversidad y apostar por la comercialización orientada hacia lo local.
La agroecología, abraza muchas herramientas para el desarrollo de canales cortos de distribución y de consumo. Entre ellas están las nuevas tecnologías que pueden aplicarse al sistema alimentario, en medio de un contexto en el que se debate si son buenas, y en qué aspectos, o si son asequibles para los actores de la cadena alimenta.
En este sentido, se han desarrollado herramientas digitales que intentan apoyar estos procesos y facilitar a productoras y productores la organización de la producción y gestionar la venta de manera más eficiente. Mientras que del lado de la demanda existen softwares que permiten gestionar diversos proveedores y volúmenes de productos de una manera mucho más eficiente. Sin embargo, la digitalización por sí sola no es la panacea para transformar el sistema alimentario. También hacen falta nuevos procedimientos, nuevas formas de hacer y saberes que pongan en conexión a empresas y productores de alimentos.
El rol de la tecnología en la alimentación
Por eso, en este episodio de la tercera temporada de ¿CÓMO COMEMOS?, el podcast de Alimentta, analizamos el rol de la tecnología para el desarrollo de canales cortos de distribución y de consumo alimentario.
- Jorge Molero. Integrante del consorcio Giasat por parte de Fundación Entretantos.
- Nani Moré. Emprendedora de Colectiva, software de gestión para cocinas colectivas.
- Modera: María Ramos, socia fundadora de Alimentta e investigadora en Cicytex.